El Rapel en Nieve

22.10.2012 10:42

¿Hasta qué punto nos podremos fiar de un montaje de rápel confeccionado en nieve? ¿Es el manto nivoso suficientemente seguro como para montar una instalación? ¿Cuál es el sistema más recomendado para rapelar en nieves blandas? ¿Qué hacemos si el seguro no es fiable?

Podríamos continuar con el repertorio de preguntas y dudas por horas y horas. Y es que no es menos de esperar. La nieve no es el mejor de los terrenos a elegir cuando hablamos de rápel. No obstante, y bajo una fase de experiencia y práctica aceptable, confeccionar una instalación sólida no debería de ser tan difícil, eso sí, todo dependerá del factor principal: la nieve.

Año tras año nuestras montañas se ven tapizadas de blanco por nuevas capas de nieve. Unas veces los copos se irán acumulando de manera sistemática cubriendo cualquier pequeña aspereza del terreno. En otras ocasiones, esos mismos copos de nieve se irán amoldando a los ya existentes en los glaciares, canales o neveros permanentes. Al final de este ciclo el resultado es un terreno de juego muy peculiar. Dependiendo de la temporada del año, de la altura o de las condiciones meteorológicas (temperatura, viento, lluvia, etc.) el manto nivoso variará en calidad y estabilidad. Así, nos encontraremos con nieves blandas, nieve costra, nieve en polvo, nieve húmeda, nieve dura, etc., ofreciéndonos cada una de ellas una seguridad dispar.

Durante la escalada o progresión en terreno nevado emplearemos una serie de técnicas específicas diseñadas para sobrevivir en tal tipo de ambiente. Tanto durante el aseguramiento al compañero como durante la confección de un sistema de rápel la nieve formará parte de nuestro principal ingrediente. Cualquiera de los sistemas empleados para construir una reunión en nieve tienen como objetivo el mismo fin: ser lo suficientemente resistentes como para retener una posible caída o facilitar un rápel.

PRINCIPIOS BÁSICOS

. La gran mayoría de los seguros y reuniones construidas en nieve están caracterizadas por el uso de objetos enterrados en ella (con excepción de las setas de nieve).

. Estos objetos funcionarán a modo de ancla o sistema de retención. Los podemos emplear tanto para asegurar al compañero como para rapelar. El truco de un buen funcionamiento reside en que debemos de ejercer la tracción adecuada en cada uno de estos anclajes.

. Tales objetos pueden ser variados y su utilización dependerá del momento y de la disponibilidad del material. Los más empleados son los detallados a continuación: anclas de nieve, estacas de nieve, piolets, esquís, mochilas, bolsas de plástico rellenas de nieve, piedras, colchonetas aislantes, etc.

. En la gran mayoría de los casos deberemos de abandonar parte del material descrito en el punto anterior: anclas de nieve, estacas, bolsas rellenas de nieve o piedras. No es habitual que abandonemos los piolets o esquís para rapelar, pues lo más probable es que nos hagan falta una vez finalizado el rápel. Existen maneras de recuperar los piolets, esquís o estacas de nieve una vez terminado el rápel. No obstante son maniobras que pueden causarnos complicaciones por lo cual es más aconsejable emplear otros materiales que podamos abandonar.

. Existen ocasiones en las cuales montar una buena o segura reunión de rápel puede resultar difícil, bien a causa de las condiciones del terreno o bien debido a la escasez de material disponible. En tales momentos podremos realizar largos de descenso, es decir, el primer escalador es descolgado desde la reunión colocando algunos seguros intermedios y el segundo escalador es asegurado por el primero en descenso. Se trata ésta de una maniobra un tanto lenta, debido en parte a la rutina de asegurar. No obstante es interesante tenerla en mente en caso de necesidad.

. En nieves duras será más fácil confeccionar un buen seguro que en nieves blandas. Con tal motivo será necesario que siempre intentemos pisar al máximo las nieves blandas con el objeto de lograr una mayor compactibilidad. Para ello podremos emplear las mismas botas, los esquís o las raquetas de nieve. Pisaremos la nieve una y otra vez hasta que ésta se encuentre dura y nos ofrezca buenas garantias a la hora de trabajar en ella.

El objetivo principal del rápel en nieve es el de guiarnos al punto de destino de manera efectiva y segura. De nada nos vale si montamos los tinglados de rápel en un terreno inseguro o con material inadecuado con el fin de salir del paso. El resultado final ha de recibir un notable, y de nada nos vale apurar el momento si con ello ponemos en peligro nuestra vida y la de nuestros compañeros.

Montaje de rápel en nieve

La instalación de rapel elegida en cada momento estará influenciada por los siguientes factores:

1. Condiciones meteorológicas y estado de la nieve. Temperaturas, viento, tormentas, nieve blanda o dura, todo ello condicionará el tipo de anclaje a emplear para llevar a cabo la maniobra de rapel.

2. Estado físico y psicológico de los escaladores. Cuanto más cansados estemos mayor atención hemos de emplear durante el momento de la escalada y la confección del tinglado de rápel. Condicionamiento físico y estado psicológico se hayan totalmente interrelacionados dependiendo uno del otro. La dejadez y el abandono de la moral nos pueden crear un falso sentido de seguridad, llevandonos al fracaso. Analizemos friamente la situación y si ello lo requiere empleemos tiempo extra en montar el tinglado de rapel apropiado y seguro. Apropiado,intentando buscar el emplazamiento justo, y seguro, revisando la instalación y comprobando su estabilidad.

3. Conocimiento y experiencia de los miembros de la cordada. Claro está que cuanta más experiencia y conocimientos de la técnicas por parte de los escaladores mayor abanico de posibilidades a la hora de elegir el sistema de anclaje a utilizar. Conocer las diferentes técnicas y saber como realizarlas con soltura es una tarea que todos debemos de asumir, nunca dando por hecho que lo dominamos al cien por cien. Cada dia en la montaña aprendemos algo nuevo. De todo ello nos quedaremos con las técnicas que consideremos más importantes y guardaremos en el cajón aquellas que creamos menos útiles, no por ello olvidándolas.

Sistemas de anclaje más habituales

A continuación analizaremos algunos de los sistemas de anclaje en nieve más empleados durante las maniobras de descenso.

Material. Sirviéndonos de ejemplo la podemos definir los siguientes elementos de anclaje: empezamos de izquierda a derecha con unos esquis de montaña, a continuación disponemos de dos ejemplos de estacas de nieve (una angulada y otra en forma de T), a continuación vemos el piolet para terminar con una bolsa rellena de nieve. Arriba también observamos dos ejemplos de anclas de nieve.

Con ello analicemos los sistemas de rápel más recomendados:

Setas de nieve

Al igual que su homólogo la seta de hielo, la de nieve es un sistema de anclaje muy efectivo y el cual se emplea muy a menudo. Para ello necesitaremos disponer de una nieve un tanto comprimida y dura, bien encontrada de manera natural o bien ayudándonos de las piernas para apelmazarla. En ocasiones podremos encontrar buenos emplazamientos para confeccionar setas en las rimayas de los glaciares o neveros permanentes, cerca de las piedras o paredes. Una vez superada la primera prueba será preciso marcar el contorno de nuestra futura seta: primeramente realizaremos un surco de forma ovalada correspondiendo la parte ancha del óvalo con la parte en la cual la cuerda o cinta ejerce una mayor presión, es decir, la parte superior de la seta. La profundidad del surco dependerá de la calidad de la nieve. Si la nieve es consistente y dura nos podremos arreglar con un surco de aproximadamente unos 30 o 40 cm., mientras que en nieves blandas deberemos irnos a cerca del metro de profundidad. El surco será más profundo en la parte superior de la seta que en la parte inferior. En esta última simplemente será necesario que la cuerda o cinta se mantenga en una posición adecuada, sin ejercer tensiones negativas que pongan en peligro el sistema de anclaje. El pasar la cuerda directamente por el surco de la seta o bien emplear una cinta plana para rapelar dependerá particularmente de cada situación de rapel. Personalmente me inclino por la idea de abandonar una cinta plana alrededor de la seta y de la cual rapelaremos mediante el empleo de la cuerda. Con ello evitaremos que podamos tener problemas de recuperación de cuerda, sobre todo en rápeles largos. En el surco de la seta, entre la cinta plana y la nieve, podremos colocar piedras planas o prendas de ropa con el fin de conseguir una mayor consistencia, principalmente si disponemos de nieves blandas.

Estacas de nieve

 

Básicamente podemos hablar de dos tipos de estacas de nieve. Las anguladas y las diseñadas en forma de T. Ambos tipos de estaca se emplean indistintamente en terrenos nevados, ofreciendo unas características de uso muy parecidas. Cualquiera de ellas se puede instalar tanto vertical como horizontalmente. Las estacas en V disponen de un extremo en punta y afilado muy propio para introducir en nieves duras a base de golpe de martillo o canto de piolet. En la parte superior disponen de un orificio a través del cual podemos pasar un mosquetón para asegurar o una cinta o cordino para rapelar. Es importante que la estaca se introduzca hasta el ojal con el fin de no disponer de ángulos negativos. Por motivos de resistencia es preferible que el angulo abierto de la estaca esté orientado a la ladera mientras que el ángulo cerrado lo orientemos a la pendiente. Las estacas en T no disponen de extremo en punta afilado pero también las introduciremos a base de martillo o canto del piolet. La estaca dispone de un sistema de ojales mediante los cuales podemos pasar el mosquetón o cordino de rapel. Siempre elegiremos el más cercano a la nieve. La parte ancha de la estaca estará orientada a la ladera mientras que la parte estrecha de ojales la orientaremos a la pendiente. Ambas estacas las podemos instalar también horizontalmente. Para ello realizaremos un agujero de medio metro de profundidad en el cual depositaremos la estaca.

En la mitad de ella ataremos una cinta o cordino mediante el empleo de un nudo de alondra. Tal cinta o cordino ha de ser largo con el fin de evitar brazos de palanca que pongan en peligro la seguridad del sistema. Realizaremos otro surco perpendicular a la estaca con el fin de sacar la cinta o cordino hacia la pendiente. Una vez finalizado taparemos ambos surcos con nieve apelmazada y bien pisada. La dirección de tiro ha de ser siempre positiva con respecto a la estaca, de ahí la importancia de que el surco este hecho en condiciones. Las estacas de nieve son materiales fáciles de abandonar. Pesan poco y se adaptan perfectamente a los laterales de la mochila. Las podemos emplear tanto para abandonar durante las maniobras de descenso como para realizar seguros intermedios en nieve. De igual manera son imprescindibles para el fijado de cuerdas fijas durante ascensiones alpinas y expediciones.

Piolets

El piolet nos puede servir de sistema de seguro o incluso de rapel. Esta claro que a la hora de rapelar nos costará bastante abandonar el piolet, ya que podría hacernos falta más tarde y porque, además, se trata de un material bastante caro. De ahí que no empleemos el piolet como elemento cotidiano de anclaje para rapel. Existen, no obstante, sistemas de recuperación de piolets una vez finalizado el descenso. Son sistemas un tanto complicados y que pueden presentar problemas. En posteriores artículos revisaremos tales sistemas de recuperación.

El piolet lo podemos emplear como anclaje tanto vertical como horizontalmente, de igual manera que vimos con las estacas de nieve. El sistema será prácticamente el mismo. Si es vertical lo introduciremos hasta la cruz, en donde ataremos la cinta mediante la cual aseguraremos. En nieves blandas realizaremos un surco en forma de T de la misma manera que hicimos con las estacas. Introducimos el piolet en el surco con el pico hacia abajo para a continuación atarle la cinta hacia la mitad del mango. El siguiente paso será extender la cinta a través del surco manteniendo un brazo de palanca adecuado. El último paso será el de simplemente tapar el piolet con nieve apelmazada.

Anclas de nieve

Las anclas de nieve son un buen sistema de seguro y de rápel. Bien enterradas ofrecen una resistencia muy superior a cualquier otro sistema de anclaje en nieve. Las anclas han de enterrarse siguiendo una inclinación de unos 40 o 45 grados con respecto a la pendiente. De igual manera que realizamos con las estacas excavaremos un surco en forma de T con el fin de facilitar el deslizamiento del cable del ancla. El cable ha de seguir siempre una línea más o menos perpendicular a la pendiente, con el fin de evitar un brazo de palanca negativo. Una vez finalizado simplemente taparemos el surco con nieve apelmazada.

Esquís

Los esquís pueden ayudarnos de gran manera a la hora de montar una reunión o punto de anclaje. Al igual que las estacas también los podremos emplear vertical y horizontalmente en la nieve. Si es vertical los introduciremos en la nieve hasta la fijación. A continuación ataremos una cinta alrededor del esquí con el fin de poder asegurar. Para enterrarlo horizontalmente lo haremos siguiendo los mismos pasos que los empleados con las estacas o piolets.

Bolsas de nieve

Para el final he dejado el sistema de rápel de fortuna más empleado. Para ello debemos de disponer de una bolsa de plástico, funda de saco de dormir, funda de ropa, etc. La bolsa la rellenaremos de nieve para ganar consistencia. A continuación la cerramos y le atamos una cinta a su alrededor mediante un nudo de alondra. Realizamos un surco en forma de T similar a los anteriores, introducimos la bolsa y la tapamos con nieve. Estos sistemas son muy útiles, fáciles de confeccionar y baratos. Otra posibilidad es hacernos con unas pequeñas tablas de madera a las cuales les ataremos un cordino o cinta. Las enterraremos en la nieve de igual manera que hicimos con las estacas de nieve.

Cualquiera de estos sistemas de anclaje nos pueden ayudar a la hora de tener que instalar un punto de reunión, bien sea para asegurar o bien para rapelar. Son sistemas de características muy particulares y que nos pueden ayudar a resolver también situaciones particulares. De ellos podemos rapelar o bien asegurar al compañero para poder descenderlo a un punto deseado. Como no, será necesario que practiquemos su montaje con el fin de entender su funcionamiento, y claro está, antes de vernos en la situación de compromiso. Suerte.

Tomado de: barrabes.com